Título original: The Bang Bang Club
Año: 2010
Duración: 107 min.
País:Canadá Canadá
Director: Steven Silver
Guión: Steven Silver
Música: Philip Miller
Fotografía: Miroslaw Baszak
Reparto: Taylor Kitsch, Malin Akerman, Ryan Phillippe,
Frank Rautenbach, Patrick Lyster, Neels Van Jaarsveld, Russel Savadier
Productora: Coproducción Canadá-Suráfrica;
Foundry Films
Género: Drama | Fotografía. Basado en
hechos reales
Sinopsis:
Kevin Carter, Ken Oosterbroek, Greg Marinovich y Joao
Silva formaron en la década de los 90 el Bang-Bang Club. Con este nombre se
conoció al grupo de fotógrafos que cubrió los violentos incidentes que
acompañaron al movimiento de liberación de la raza negra en Sudáfrica: la lucha
contra el Apartheid.
Particularmente, a principios de los años noventa,
cuando ya se sentían los vientos de cambio y cuando el país se sumió en un
violencia sin precedentes. De este grupo formaban parte Joao Silva, Kevin
Carter, Greg Marinovich y Ken Oosterbroek. A su alrededor gravitaban otros
grandes fotógrafos de guerra como Gary Bernard y James Natchwey (la labor de
este último la retrata el documental War Photographer, nominado a un Oscar).
Aunque debido a la censura del gobierno de Partido
Nacional su trabajo apenas salía publicado en Sudáfrica, fue un artículo
publicado en la revista local Living el que les puso nombre. Los llamó los
“Bang Bang Paparazzi”.
Por razones evidentes, el nombre “paparazzi” se cambió
por el de “club”, ya que no se puede comparar la labor de estos jóvenes que se
jugaban la vida para meterse en los townships con el trabajo de quienes cazan
imágenes de Britney Spears o Paris Hilton.
Violencia
orquestada
Corrían tiempos duros para Sudáfrica. Cada día se
contaban decenas de muertes en los enfrentamientos entre los seguidores del
Congreso Nacional Africano de Mandela (ANC), y los zulúes separatistas del
Inkatha, dirigidos por Mangosuthu Buthelezi.
Se perpetraban masacres en trenes, en las calles, pero
sobre todo en los albergues para trabajadores y estudiantes de los barrios
negros. Se mataba a gente al azar.
Con el tiempo se descubrió que los zulúes, más allá de
sus disputas ancestrales con los xhosas, estaban siendo alentados por las
fuerzas blancas a luchar contra su propia gente con la intención de demostrar
al mundo que los negros no se podían gobernar a sí mismos, y que el partido de
Mandela no estaba preparado para tomar el poder.
Morir para contar
Si el mundo llegó a saber la verdad, fue gracias a la
labor de estos cuatro fotógrafos, dos de los cuales acabaron su vida de forma
trágica.
1.Ken Oosterbroek murió durante las
luchas en Tokoza, un township situado al sur de Johannesburgo. Tenía 28 años. Y
el hecho sucedió el 18 de abril de 1994, apenas unos días antes de esas
primeras elecciones democráticas y no racistas que los miembros del Bang bang
club habían luchado por que tuvieran lugar.
2.Kevin Carter, que sufría de
adicción a las drogas, se suicidó dos meses más tardes. Había recibido el
premio Pullitzer por sus imágenes de una niña y un buitre en Sudán. Fotografía
por la que también se puso en duda su integridad moral, en un debate que al
menos a quien escribe estas palabras le ha parecido siempre estúpido, y propio
de quien no ha estado en nunca en el terreno o de articulistas ociosos sentados
a miles de kilómetros en la comodidad de sus redacciones (como sucedió a nivel
nacional con Arcadi Espada, cuyas críticas a la obra de Javier Bauluz fueron igual
de estúpidas, o quizás más…).
Sacas la foto y acto seguido espantas al buitre.
Ganas, a cambio, una imagen que sacudió millones de conciencias. El asunto no
tiene más misterio, como sostiene Joao Silva, que estaba allí junto a su amigo
y que captó la misma imagen. El niño no estaba abandonado, se encontraba junto
su familia a un centro de alimentación de la ONU en el sur de Sudán.
3.Greg Marinovich ganó también el
Pullitzer por su cobertura del asesinato de Lindsaye Tshabalala. Sigue en
activo. Y es autor, junto a Joao Silva del libro The Bang Bang Club. Obra de
prosa un poco deshilvanada, pero que no quita que estemos ante un documento
histórico y humano tan fascinante como aleccionador.
4.Joao Silva, ganador del World
Press Photo, continúa asimismo al pie del cañón. Sus imágenes, desde conflictos
como Irak, muestran su compromiso continuado con la denuncia de la barbarie.
Este contenido fue publicado originalmente por:
http://www.filmaffinity.com/es/film233604.html
La película es muy cruda, es impactante y difícil de digerir considerando que fue basada en hechos reales. La vida de cuatro fotoperiodistas dedicados a mostrar mediante su trabajo las historias de guerra entre los seguidores del Congreso Nacional Africano de Mandela (ANC) y los zulúes separatistas del Inkatha dirigidos por Mangosuthu Buthelezi, le lleva a uno a cuestionar la capacidad humana para presenciar esos actos extremamente crueles y deshumanizados y continuar la vida normalmente, mi respuesta es que poco a poco estos fotógrafos fueron desvalorizando la situación para poder soportarla, si bien su labor es importante ya que permite informar al mundo de la realidad de las guerras, tomar fotografías antes que socorrer a la ayuda de una persona no es más importante, como en el caso de Kevin Carter que terminó quitándose la propia vida por la presión que sentía moralmente al no haber ayudado a la niña que fotografió con el buitre atrás.
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